Existen diferentes tipos de soldaduras según las necesidades, las técnicas o los materiales involucrados en ellas que tienen sus propias características y protocolos de ejecución. En este caso abordaremos dos tipos de soldaduras: la soldadura blanda y la soldadura fuerte.
La soldadura del cobre u otros materiales con soplete consiste en la unión de las partes de cobre con la ayuda de otro metal diferente, que se funde entre estas partes. La temperatura de fusión de la barra del metal de aporte debe ser inferior a la del cobre. La pieza a soldar no se funde, por tanto no se trata de una soldadura por fusión del material base.
Esto se realiza cuando se quieren unir materiales diferentes o que tienen poca soldabilidad y no se requiere una resistencia alta, resulta una técnica bastante sencilla incluso para los principiantes en la materia.
El conocimiento de estas técnicas de soldadura es útil para reparar cosas sencillas como fugas en tuberías, instalar radiadores y lavabos o pequeños trabajos de bricolaje en el hogar.
Según la temperatura de fusión del material de aporte, las soldaduras se pueden dividir en dos tipos: soldadura blanda y soldadura fuerte.
Qué es la soldadura blanda y cuándo se ejecuta
Para categorizar una de estas técnicas como soldadura blanda se requiere alcanzar temperaturas inferiores a 450º. No es el caso del ejemplo del cobre, que necesita temperaturas más altas.
En casos relacionados con la electrónica, el material de aporte está construido por estaño y plomo así que la temperatura de fusión será de unos 190º y se realizará soldadura blanda.
Este tipo de soldadura se utilizada en el pasado más a menudo porque las tuberías eran de plomo, compuestas por una gran proporción de plomo en el material de aporte, pero actualmente se realizan con cobre y estaño.
Qué es la soldadura fuerte y cuándo se ejecuta
Cuando hablamos de una soldadura categorizada como soldadura fuerte, se trata de una técnica que alcanza temperaturas superiores a 450º. Habitualmente en materiales como la plata y el cobre, que requieren temperaturas de unos 600º.
Es común que en las soldaduras fuertes se emplee como material de aporte una aleación de cobre, fosfato de cobre y zinc, o de cobre y plata. El punto de fusión se situa entre 600º y 800º. Las aleaciones de gran proporción de plata se recomiendan para la realización de soldaduras de gran resistencia mecánica y son las empleadas para realizar empalmes de conductos de gas de cobre de latón.
Cómo escoger un soplete adecuado para cada soldadura
La lámpara de soldar funciona alimentándose de un cartucho de butano o butano/propano y es perfecta para realizar soldaduras blandas, especialmente con hilo de estaño.
El soplete de soldar se alimenta a través de bombonas de gas butano o propano, que proporcionan una llama más grande y suelen venir con diferentes boquillas para diversas aplicaciones. Este tipo de soplete es muy versátil y funciona con diferentes metales y aleaciones: estaño, cobre, latón, aluminio y zinc. No es aconsejable su uso para metales férreos, ya que ofrece poca resistencia mecánica en las uniones.
El soplete bi-gas se alimenta mediante un cartucho de GPL o de acetileno, mezclado con oxígeno a presión que proviene de otro depósito. Es muy útil para realizar soldaduras fuertes de tuberías de un gran diámetro y para los metales férreos. En general se suelen utilizar estos sopletes para todas las soldaduras fuertes por las grandes temperaturas que pueden alcanzar.
Elegir el metal de aporte adecuado y soldar con soplete
Según el tipo de material a soldar y de la resistencia requerida para la unión dependerá la elección del material de aporte, y también influirá en el tipo de soplete a utilizar. Cuanto más resistente sea el material de aporte, mayor será su temperatura de fusión.
Lo primero que habrá que hacer para soldar con soplete será preparar muy bien el material a soldar lijándolo, limpiando el polvo con un paño suave y finalmente con un pincel.
Después se aplicará el flux en la unión que va a recibir el metal de aporte y se encajan las piezas en su lugar definitivo. Las piezas a soldar se sujetarán con pinzas, ya que el cobre y sus aleaciones conducen muy bien el calor.
Se aplica calor en la unión, y para una soldadura ligera la temperatura debe ascender a 400º. Cuando el cobre se empieza a enrojecer y el fundente (decapante) burbujee y comience a deslizarse, se aparta el soplete y se situa la barra de estaño sobre la parte alta de la unión: esto hará que el estaño se funda y penetre en la unión por capilaridad.